viernes, 1 de enero de 2016



El Ojo de Horus, o Udyat “el que está completo” es uno de los amuletos más conocidos en el antiguo Egipto. Representa un ojo mitad humano, mitad halcón. Es símbolo de salud, prosperidad, indestructibilidad del cuerpo, renacimiento, protección. También fue usado contra conjuros, maldiciones, mala suerte y mal de ojo. Y como no como amuleto mágico para ampliar la visión por su semejanza con la glándula pineal.

El mito cuenta que Horus era el hijo de Osiris de Isis, los más grandes Dioses de Egipto. Osiris fue asesinado por su hermano Seth (representante del Mal y del caos) para arrebatarle el trono. Para mantener su poder, Seth trató de evitar que Osiris tuviera más hijos en los que delegar el trono real. Sin embargo, Isis, inteligentemente, le escondió su embarazo a Seth y salvó a su hijo Horus de ser asesinado.
Horus creció en secreto y al llegar a su mayoría de edad, retó a un duelo  a Seth para recuperar el trono y vengar a su padre. En la violenta batalla Horus perdió su ojo izquierdo, pero gracias a Thot el Dios de la sabiduría y de la magia pude recomponer su ojo y dotarlo de cualidades mágicas, denominándose ahora Udyat y fue entonces Horus se lo dio a comer a Osiris para que pudiese resucitar en su asimilación como dios funerario.

Existen dos ojos de Horus, el derecho que representa el sol y el izquierdo que es la luna. El ojo derecho es el poder de lo eterno que no cambia con el tiempo. Ayuda a lograr éxito, estabilidad, firmeza para lograr los objetivos, fuerza, coraje y sabiduría. Fue usado en collares como protección contra envidias.
El ojo derecho es el ojo del sol, el ojo de Ra. El ojo está relacionado con el concepto de luz y de energía luminosa. El ojo izquierdo de Horus está relacionado con la Luna, mientras que el ojo derecho se identifica con el Sol y es el Úreus vigilante y defensor que se encuentra en su frente.
En este caso nos encontramos ante la personificación del ojo del dios solar, que tenía la facultad de ser independiente del dios, pero que le preservaba del mal.
El Ojo de Ra estaba identificado con la llama, con el fuego y éste a su vez se relacionaba con la diosa Sekhmet, el aspecto destructor del sol. Esta diosa podía tomar la forma de una cobra o el de una mujer con cabeza de leona. Dicha cobra protectora se colocaba sobre la frente del dios Ra y en la del soberano como símbolo de poder potencia y defensa.
El ojo de Ra representaba lo blanco, lo positivo y masculino, se asociaba al sol y al verano, época en las que se hacían las ofrendas, así se les daría poder a los nuevos amuletos, momento cuando estaba en su mayor resplandor.
El símbolo del ojo de Ra, es “aquel que todo lo ve”, gráficamente está constituido por un ojo con una ceja encima, mientras que debajo de las pestañas está dibujada una espiral, que resbala de derecha a izquierda hacia abajo. Para algunos, representaría el trazo residual del plumaje del halcón, animal del que Horus toma sus rasgos.

El ojo izquierdo de Horus se relacionó con la Luna, es el ojo nocturno, el ojo izquierdo fue el ojo dañado por Seth y reconstruido por Thot.  El proceso de curación se percibía en la naturaleza a través de las fases lunares, es decir, la Luna modificaba su aspecto cuando estaba en trance de curación y la Luna Llena aparecía cuando el Ojo de Horus estaba sanado completamente.
El Udyat es la parte femenina y negativa, el negro. Se realizaba con hematites o jaspe rojo (piedra sagrada de Isis) o cornalina, normalmente se colocaba encima de las momias para asegurar el camino al más allá, viaje que se realizaba en la barca solar de Ra. Los magos del antiguo Egipto, lo utilizaban para visualizar el futuro, método que aún hoy por hoy, utilizan muchos clarividentes para atraer su energía y poder.

El interés de los egipcios por la muerte los llevó a embalsamar los cadáveres y a colocar en las tumbas numerosos objetos, pinturas e inscripciones relacionadas con la vida del difunto. El ojo sagrado utilizado en los ritos funerarios, esculpido y pintado en joyas, sarcófagos y templos era un poderoso amuleto capaz de despertar al difunto como hizo con Osiris, de alejar influencias maléficas o de actuar con significado de ofrenda.

También respondía a otras cualidades, como las de purificación: “¡Su mal es expulsado! Se ha purificado con el Ojo de Horus”. También, como todos conocemos, era un objeto de protección, así ponía en el Libro de los Muertos: “El Ojo de Horus es tu protección, Osiris, Señor de los Occidentales, constituye una salvaguarda para ti: rechaza a todos tus enemigos, todos tus enemigos son apartados de ti”. Tenemos otras virtudes, como la de encantamiento, que ofrecía este talismán a los que lo poseían: “Te traigo el Ojo de Horus, para que tu corazón pueda alegrarse”; “Yo soy el fiero Ojo de Horus, quien marchó terrible”.